Mateo


‘Esto ocurría en el bar Venecia. ¡Tú pregútale por ahí a cualquiera qué pasó en el bar Venecia y verás cómo te lo cuentan! Era en los tiempos en que aquí andaba todo revuelto y cada semana había una amenaza de bomba en algún sitio. Teíamos que andar con un cuidado de la hostia; pero, ¡bah!, aunque lo tuvieses, si querían te mataban igual.
‘Pues este compañero se llamaba Mateo, y andaba siempre intoxicado. Era un borrachín del carajo; pero es que, además, estaba un poco pirado. Tú verás lo que hizo el tío. Una noche que ya llevaba varias copas entró al bar Venecia y le dijo al camarero: “Ponme un cubata”; pero éste, con muy buen sentido, le contesta: “no, un cubata no te pongo; si quieres un mosto, o un café, te lo sirvo; pero un cubata no, porque vas muy mal”. Bien hecho, ¿no? Pero, ¡bah, qué le iban a decir al Mateo! Venía ya picado y quería seguir bebiendo, así que le repite: “te he dicho que me pongas un cubata, joder”. Y el camarero venga en que no, que ya había bebido demasiado.
‘A esto que alguno de los clientes debió soltar algo así como: “¡mira el chakurra, lárgate de aquí!”, o algo parecido; y entonces el Mateo, con toda su calma, lo señala con el dedo, luego al camarero, y les dice: “a ti y a ti os voy a matar; a los dos, por hijos de puta. ¡Pedidme un taxi!” Y cuando llegó el taxi se metió en él, se marchó para el cuartel, cogió el revólver y se vino de regreso al Venecia.
‘Mateo era muy malo en el tiro; cuando hacíamos prácticas no daba una en la diana y el teniente siempre le echaba la bronca y se metía con él. Pues, bueno, al verlo llegar otra vez en el taxi, el camarero salió de la barra y Mateo, desde la misma puerta, le pregunta: “bueno, ¿me vas a poner ese cubata o no?” Pero el del Venecia no era ningún miedica, sino un tipo bien bragado, y volvió a negarse: “¡que no te pongo nada, te digo, y que te marches a dormir la mona!”
‘Entonces el otro coge, saca el revólver y apunta al cliente, al que lo había llamado chakurra, que de un salto va y se protege tras el camarero. Al disparar, la bala le atraviesa a éste la garganta y le revienta al otro la cabeza. Mateo se da la vuelta y se marcha de nuevo al cuartel, se encerró en la habitación y se trincó una botella entera de whisky Dyc.
‘¡Bueno! Estuvieron buscándolo por la ciudad toda la noche y no daban con él; hasta que entraron a la fuerza en su habitación y allí lo encontraron, aún borracho y con la risa floja. El teniente se llevaba las manos a la cabeza, todo acojonado: “¡Mateo, vaya lío en que me has metido! ¿Cómo esperas que justifique yo esto?” Pero el Mateo se reía: “¡Je, je!, mi teniente: ¿no decía usted que yo era malo tirando? Pues me he cargado a dos de un balazo. A ver si usted es capaz de hacer lo mismo.”
‘Sí, hombre; pregunta por ahí lo del bar Venecia. Esa fue muy sonada.’
‘This took place in the bar Venecia. Go and ask anyone; ask around what happened in that bar; they’ll tell you. Those were the times when everything was unsettled here, and we had a bomb warning every week somewhere. You ought to be very careful in those days; but, well, they killed you all the same, if they wanted to.
‘So, this feller was called Mateo, and he was all day intoxicated. y andaba siempre intoxicado. He was a real boozer; and round the bed too, for that matter. Listen; listen here to what he did. That night he had entered the Venecia, and he must be half drunk for sure. Now, he goes to the bar and tells the man, a tall man: “gimme a long drink”; but the guy doesn’t move and replies: “sorry, man. I can serve you a juice or a coffee if you want, but not booze, ‘coz you don’t go half straight”. Well said, huh? Sensible. But, doh!, that’s not what Mateo expected to be said. He wanted to keep drinking; so he inists: “I say, gimme a fucking drink”. But the bar tender stands, sorry but no, you’ve drunk too much already.
‘Then some other customer must have teased Mateo, telling hime something like: “look at this chakurra*!, get outta here”; so, the man stays calm, points to him, then to the waiter, and blurts out: “you and you, I’m going to kill you both son-of-a-bitches. Get me a taxi!” And when the cab arrives, he gets in and rides to the quarters, grabs the revolver and tells the driver to take him back to the Venecia.
‘This Mateo was real bad at shooting, and in the practices he never scored a bull’s eye. The lieutenant was always telling him off, and teasing him. Now, listen; on seeing the taxi back, the Venecia’s tender comes forward to face Mateo, who, from the very door, tells him once more: “so, are you going to serve me that booze, yes or no?” But the other was not a yellow; a plucky guy he was, and replies: “I said no; go home and sleep it off”. Then Mateo draws the gun and aims the customer who had called him chakurra. This one swiftly hurries away and shelters behind the barman, who gets shot in the throat; the bullet goes through him and hits the other right in the head. This done, Mateo goes back to the quarters, gets into his room, locks the door and swallows a full bottle of whisky.
‘Damn! He was looked for all over town the whole night but wasn’t found, until finally they forced open his room’s door and there he was, still drunk, chuckling. The lieutenant was back down, messing his hair: “God damned, Mateo! What a trouble you’ve put me in! How do you think I can justify this?” But the guy kept chuckling: “He, he, Sir: didn’t you say I was bad at shooting? I’ve shot them both with one bullet; now, can you beat that?”
‘Sure, man; ask around about the bar Venecia case. That was a well-known one.’
 
*chakurra means “dog” in Basque, and so they name the national policemen.

This entry was posted in Fiction. Bookmark the permalink.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *